Industrializar los procesos tecnológicos da una mejor calidad, formación y planificación son puntos a los clientes.
La forma en que los consumidores entran en contacto con las empresas se ha vuelto cada vez más articulada y diferenciada. Esto ha obligado a que sus expectativas, con respecto a la experiencia que viven durante las interacciones, sean mucho más altas, y las compañías se enfrenten constantemente a nuevos retos.
Para ello, es importante diseñar servicios en los que la tecnología una a las personas, no las sustituya. Estos elementos, integrados de manera sinérgica, permiten crear una estructura organizativa enfocada en tres componentes fundamentales: planificación, calidad y formación.
Según César López, Head of Strategic Development para Covisian y presidente de GSS Grupo Covisian, el éxito de este modelo está en la capacidad de utilizar soluciones tecnológicas y capital humano dentro de un modelo compartido, basado en la industrialización de procesos y orientado a mejorar la experiencia de los clientes finales.
Es ahí donde nace la metodología PQL (Planning, Quality & Learning), la cual se basa en la integración de los elementos primordiales en la gestión de procesos, que no solo permiten reducir tiempos de espera y lograr una planificación óptima de los recursos, sino también, sugerir a cada líder de equipo las acciones a realizar y la persona idónea para cada tarea. Además, de contar con herramientas de análisis de datos que identifican anomalías en tiempo real para garantizar la máxima oportunidad en las intervenciones correctivas.
La planificación, la calidad y la formación es el centro para ofrecer servicios de gran valor a los clientes, construyendo un modelo que utiliza las tecnologías para apoyar a las personas en la consecución de los objetivos empresariales, a través de la industrialización de los procesos.(J.F.C.R.)
Fuente: Expreso
コメント