El estudio de ‘The Lancet’ asegura que la discriminación perjudica la salud de las personas desfavorecidas.
El racismo es un sistema que les asigna valor y brinda oportunidades a las personas con base en su apariencia o el color de su piel.
El racismo funciona como un sistema en varios niveles conectados entre sí e incluye racismo estructural, institucional, interpersonal e interiorizado. El racismo contribuye a las disparidades de salud relacionadas con el cáncer al limitar la capacidad de las personas de grupos de minorías raciales y étnicas de prevenir el cáncer, encontrarlo en las etapas iniciales y recibir tratamiento.
Un ejemplo de ello es lo que sucede en el Reino Unido donde las mujeres negras tienen cuatro veces más probabilidades de morir durante el parto que las blancas. En Estados Unidos, los negros y los hispanos tienen más posibilidades que los blancos de estar expuestos a riesgos ambientales.
Es así como el racismo y la xenofobia son perjudiciales para la salud. “El racismo y la xenofobia existen en todas las sociedades modernas y tienen profundos impactos en la sanidad de las personas desfavorecidas. Hasta que sean universalmente reconocidos [...], las causas de la discriminación permanecerán en la sombra y seguirán causando y exacerbando las desigualdades”, escribe Delan Devakumar, profesor del University College de Londres (UCL).
En todas las afecciones médicas, desde cáncer hasta enfermedades cardiovasculares y la covid-19, la casta, el origen étnico y la raza a menudo figuran como factores de riesgo. Sin embargo, afirman, las razones por las que las minorías tienen un mayor riesgo de enfermedad no han sido examinadas adecuadamente por parte de los profesionales de la salud y los investigadores, y existe una tendencia a asumir que estas desigualdades están determinadas genéticamente y son inmutables.
“La discriminación afecta a la salud de muchas maneras, que a menudo han sido difíciles de medir porque sus efectos pueden aparecer a largo plazo. Sin embargo, la evidencia plantea que sus impactos biológicos, directos e indirectos, son un factor importante de las inequidades raciales en la salud, en lugar de la diferencia genética, como a menudo se ha asumido”, confirma la doctora Sujitha Selvarajah, especialista en obstetricia y ginecología del UCL.
Fuente: El País
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