La actriz peruana radicada en México vuelve a protagonizar ‘La Cautiva’ y comenta sobre su personaje en la serie “Travesuras de la niña mala”.
Siete años después de su estreno, La Cautiva regresa al Teatro Plaza con La Cautiva Perú de los años 80, un homenaje a los perdidos en el escenario. "Algunos familiares siguen exigiendo justicia. Los llamamos, escribimos sus nombres completos en la pizarra y les dijimos quiénes eran. Así tratamos de darles un respiro”, dijo Nidia Bermejo, quien viajó a Lima desde México. En el programa, la actriz da voz a una adolescente recientemente fallecida. “Siempre es difícil de contar, me desgasta un montón”.
— Dices que volver es como la reconfirmación de tu carrera.
— Sí, pensé que nunca más iba a subir a un escenario, es como un volver a empezar y con más fuerza. También causa otro sentido hablar de la muerte después del Covid; ahora también le dedico la obra a los espectadores. El país está movido políticamente y digo: ‘qué podemos hacer con el futuro’. Mejor pienso en los nuevos creadores de la historia que son los jóvenes.
— Dices que volver es como la reconfirmación de tu carrera.
— Sí, pensé que nunca más iba a subir a un escenario, es como un volver a empezar y con más fuerza. También causa otro sentido hablar de la muerte después del Covid; ahora también le dedico la obra a los espectadores. El país está movido políticamente y digo: ‘qué podemos hacer con el futuro’. Mejor pienso en los nuevos creadores de la historia que son los jóvenes.
— De otro lado, viajaste a México cuando había bastante teatro en Lima y también estuviste en televisión.
— Me fui porque quería hacer más personajes, la verdad. Era mi sueño, venía viajando años, había presentado las obras en festivales y ya estaba mucho tiempo en Perú haciendo un solo personaje, un solo guion, ‘un solo todo’. Lamentablemente llegó la pandemia, decidí quedarme en México y actualizar mis papeles. Ya tengo mi residencia temporal, ya puedo salir (sonríe).
— ¿Y qué personaje tienes en Travesuras de la niña mala?
— Me gané un papel de una pituca miraflorina, un personaje que creo que en Perú ¡nunca me lo hubiesen dado! (ríe). Ha sido como: ‘¡por fin, otros personajes!’ Es lo que quería. Estoy feliz de hacer una serie peruana porque todo sucede en Miraflores, aunque se filmó en Inglaterra y otros países. A mí me tocó filmar en París. Ha sido bonito ver a mis compañeros mexicanos tratando de hablar como peruanos y ha sido enriquecedor conocer a la producción mexicana, ¡tiene mil cosas! y está hecha con amor. Me hizo pensar:’¡Qué ganas que esto se haya producido por las calles de Lima!’
— Has comprobado eso de que “nos llevan años de distancia”, en ese sentido.
— Sí, también en derechos de los artistas. Ya pertenezco al ANDI y eso es lo máximo, digo: ‘estas cosas existían y yo nunca había pensado en eso’. Esto es un derecho y te da el placer de trabajar y te sientes apoyado. Da otro valor a la carrera, es ya una industria.
Fuente: La República
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